Aquellos usuarios que se encuentren fuera de Estados Unidos podrán decidir en cuál de los centros de datos que la empresa tiene alrededor del mundo alojar su información. La decisión se debe al espionaje realizado por la NSA, que ya trajo inconvenientes al gobierno norteamericano con Alemania y Brasil.
Mantener la privacidad en un mundo globalizado e hiper conectado parece ser una tarea casi imposible. No obstante, más allá de los expuestos que puedan suponer las pérdidas de información, es distinto si se trata de casos deliberados de espionaje, como el realizado por el gobierno norteamericano a través de la NSA y que fue denunciado por Edward Snowden en 2013.
En este sentido, a casi un año del hecho, Microsoft optó esta semana por cambiar sus políticas internas, en pro de adaptarlas a un escenario que garantice a los usuarios una mayor privacidad. «Es preciso que la gente sepa si sus datos están sujetos a las leyes, y escrutinio, de gobiernos de otros países, y así tener la posibilidad de tomar decisiones informadas sobre la ubicación de sus datos», sostuvo Brad Smith, Consejero General y VP Ejecutivo para Asuntos Legales y Corporativos de la firma.
Cabe recordar recordar que en diciembre pasado, Smith declaró a la prensa que el espionaje gubernamental puede resultar una «amenaza permanente y avanzada, igual de grave que el software maligno y los ciberataques».
El anuncio fue bien recibido por organizaciones defensoras de la privacidad. No obstante, cabe destacar que las empresas tecnológicas estadounidenses pueden ser inqueridas por el tribunal secreto de este país para brindar información sobre usuarios específicos. En este tipo de casos, no importa en qué lugar estén almacenados esos datos.
Jeff Chester, un activista estadounidense pro privacidad, señaló al diario Financial Times que la decisión de Microsoft es acertada, ya que «al tener la información fuera de territorio estadounidense, y sujeta a leyes locales de protección de datos, se hace más difícil el acceso ilícito de la NSA a los mismos».
Brad Smith, por su parte, declaró que «actualmente, la tecnología requiere que los usuarios tengan un alto grado de confianza en los servicios que están usando. Los eventos del año pasado socavaron parte de esa confianza y es una de las razones que justifican nuevas medidas de reparación».
Smith, adicionalmente, opinó que tanto Estados Unidos como la Unión Europea deberían considerar la firma de un acuerdo internacional que obligue a ambas partes a desistir de obtener datos en el territorio de la contraparte a través de compañías tecnológicas.